En Chile uno de cada cuatro niños sufre de violencia en sus hogares, la violencia infantíl no solo se refleja en el aspecto físico, sino psicológico, verbal y por omisión, un niño que es gritado por sus padres está sufriendo de violencia, un niño que es insultado por sus padres está sufriendo violencia, a un niño el cual su padre o madre le dice que no vale nada, que es un tonto también está sufriendo de violencia, al igual que un niño que es ignorado. Talvéz esas palabras hieran mas que los golpes, y a muchos niños le dejan marcas imborrables, que cuando crezcan lo harán actuar con sus hijos de la misma manera que actuaron con él siendo niño, así la violencia se transforma en una cadena sin fin, no permitamos ésto, nuestros hijos son sagrados y no tienen porqué sufrir por la violencia que sufrieron sus padres.
NO QUEREMOS VER ASÍ A NUESTROS HIJOS...